Discurso de Mateo Saevich (Estudiante)

“Buenas noches, estamos acá reunidos para celebrar el final de una etapa de nuestras vidas.”

Usualmente los discursos se abren así, pero hoy no. Ustedes se preguntarán: ¿por qué? Fácil, se me hace más divertido decir la verdad, sin filtro: esta ropa no está hecha para ser muy cómoda, no soy muy bueno hablando en público, la temperatura ambiente de este auditorio está de una forma u otra… incorrecta y nosotros queremos ir a celebrar, así que, si a nadie le molesta, yo propongo que aceleremos este proceso y terminemos rapidito.

Rapidito pero decente, así que primero que todo, de parte de los graduandos, me gustaría extender mi mayor gratitud y cariño hacia todas las personas que hicieron parte de hacer este momento una realidad: a todos, Carlos y Sonia, Miri, el increíble equipo de profesores y administrativos, y a Estelita y a Tere, que mantienen a Qualia funcionando.

Gracias infinitas a Barrerita por los años de cariño incondicional a pesar de las cagadas que le hemos hecho todos; gracias a los profesores por aguantar lo insoportables que pudimos llegar a ser en los últimos meses, desde hacer el ICFES y asumir sus resultados, por ayudarnos en los procesos en las universidades y entrevistas, por aguantarnos nuestros dolores y acompañarnos en nuestras felicidades; Gracias por aguantarnos las pataletas, darnos consejos, aceptar nuestras estupideces y ayudarnos a ser un poco menos idiotas, al menos lo suficiente como para que podamos funcionar en un futuro.

Pero como si me paro acá a agradecer a cada persona que ayudó a hacer esto posible no terminaríamos nunca, resumo: muchísimas gracias a Qualia, a nuestras familias, a la persona que nos recomendó Qualia, a cada uno de los presentes, a la serie de decisiones tomadas, a las situaciones ocurridas y a los errores cometidos que nos han traído a este punto, a este momento. Todo eso hay que agradecerlo. Pero poniéndonos serios, este es un momento muy importante para todos nosotros. No me gusta usar frases de cajón, sin embargo en esta ocasión me parece que vale la pena.

En este día cerramos un largo capítulo de nuestras vidas para poder pasar al siguiente. Si es así, no? Bueno, no es el punto… el punto es que las cosas cambian, a veces para mal, a veces para bien, a veces para… adelante.

No sé ustedes, yo diría que el cambio de hoy va a ser para el bien.  Cuando entré a Qualia a los 14 años, entré siendo un demente, era una persona que no entendía cómo relacionarse con otras personas. No quería estudiar en Qualia, hasta el punto en que le dije a Carlos que no tuviera esperanzas conmigo, incluso le dije que me diera 2 semanas y que no me iba a volver a ver nunca. Esto fue hace 2 años y medio. Si en ese momento se me hubiera pedido hacer un discurso como éste, me hubiese directamente desmayado. Hoy, 2 años y medio después, estoy parado acá frente a ustedes, haciendo este discurso, que creo que no lo estoy haciendo muy mal ¿No? En los 2 años y medio que he estado en Qualia he sido parte de 3 promociones y he conocido personas que nunca hubiese conocido en otras situaciones; he tenido clases con prácticamente todos los profesores que han pasado por el colegio y puedo decir que creo que he conocido a casi todos sus estudiantes de los cuales he aprendido infinidad de cosas y crecido infinitamente.

En este momento es donde usualmente se contaría una historia para ilustrar el crecimiento de que hablo… y como me estoy permitiendo caer en clichés, la historia que les voy a contar, sin implicar que es un re-cuento perfecto, no tengo ese tipo de memoria, pasó en las primeras semanas en las que estuve en Qualia. En esa época, no me permitía reír, es más, hacía un esfuerzo consciente para no hacerlo.

Más o menos a la semana, tal vez dos, de estar en Qualia, empecé a reírme, puede ser que tres semanas después de entrar a Qualia estaba haciendo chistes. Ahora no paro de hacerlos, sean buenos o malos, gusten o no. Pero en Qualia he aprendido que un chiste no es bueno porque haga reír a todos los que lo oyen, lo que hace a un chiste bueno, es a quién puede hacer reír. Yo sé, suena insignificante pero Qualia me ha hecho ver que es inmensamente importante. Creo que hablo por todos nosotros, y seguramente me corregirán si no lo hago, cuando digo que Qualia ha sido un lugar de aumento, cambio y mejora en todo sentido de la palabra. Y ante esto, solo se puede decir una cosa… Gracias, muchas gracias, gracias infinitas, a Carlos, a Sonia, a Myriam, a todos y cada uno de los miembros del equipo de profesores de Qualia, a todos y cada uno de los miembros del equipo administrativo y de apoyo de Qualia.

Gracias por cargarnos hasta este punto.

Gracias, un abrazo y buena noche.

Mariana Gaviria