Discurso Ana María Prieto (Profesora)

Buenas tardes, estudiantes, profesores, padres de familia.

Cuando supe que había sido elegida para dar el discurso de grado, tuve dos reacciones encontradas: no sabía si saltar de la emoción o llorar de los nervios. Aunque es todo un honor para mí tener esta hermosa tarea, considero que es una gran responsabilidad con ustedes. Durante el último año y medio, he sido su profesora de Matemáticas ¿Pero qué hizo que ustedes me escogieran para dar el discurso de grado? Desde el momento en que Carlos me contó sobre la decisión de ustedes, me he hecho la misma pregunta una y otra vez y después de mucho pensar y darle vueltas, me di cuenta de que no sólo las vivencias académicas que hemos compartido me tienen aquí de pie, en frente de ustedes el día de hoy. Quiero suponer que también ha sido mi rol de mujer y madre, que con mucho orgullo hace parte de mi quehacer día a día en Qualia.

Me gradué como bióloga de la universidad de los Andes y por muchos años mi preocupación era la problemática ambiental que nos aqueja. Trabajé ejerciendo la biología en proyectos de investigación. Me gustaba el trabajo de campo, desconectarme de todo por unos meses, alejarme de la ciudad, el tráfico, el celular, el internet, los amigos y la familia. Veía en estas formas de trabajo la posibilidad de tener espacios para conocerme mejor, para reflexionar y valorar los privilegios que siempre tuve, y que para mí eran simplemente normales.

Con el paso del tiempo llegó Victoria, mi hija, y desde su nacimiento mi vida la he dedicado a ella y a su felicidad. A verla crecer y acompañarla con la mejor versión de mí, de madre. Gracias a ella empecé a revalauarme muchas cosas, desde mis hábitos de vida hasta querer cambiar el mundo o por lo menos mi mundo, porque Victoria merece crecer libre y tranquila. Fue en ese momento que para lograr esto, o por lo menos para que yo me sintiera tranquila de mi ejercicio como madre, decidí que un gran camino para lograrlo era la educación. Vengo de una familia de maestras y aunque debo admitir que antes no le di el valor correspondiente a esta labor, hoy siento que para aportar a la transformación humana que tanto necesita Colombia y el mundo, se debe trabajar con las generaciones venideras y es en este momento cuando he logrado comprender su rol y admiro profundamente la labor de mi abuela y mis tías como madres, mujeres y maestras.

Fue así como por azar o por destino, me tropecé con Qualia ¿Cómo decirle que no a una propuesta educativa tan innovadora, tan retadora y tan hermosa? Si algo tenía claro era que quería tener un trabajo que no sólo aportara a mis ingresos económicos, quería continuar creciendo como ser humano, como mujer y como madre, quería algo que me permitiera continuar al lado de mi hija y compartir el mayor tiempo posible con ella, porque quiero que Victoria siempre vea en mí algo que le permita ser libre, feliz y tranquila con lo que sea que quiera hacer en su vida.

Qualia se ha convertido en ese espacio donde he podido hacer algo que de verdad me apasiona, algo con lo que me encuentro motivada a salir a trabajar todos los días. Esto no sería posible sin la presencia de cada uno de ustedes y sin la compañía de mis colegas que son grandes maestros, a quienes pido les demos un aplauso… Gracias a mi nuevo rol de maestra es que he sido más consciente de mi rol de madre y de mujer. Entenderme como un ejemplo para ustedes, me ha hecho más segura de mí misma y me ha permitido ver que sí puedo y que cada día que pasa Victoria va a tener una mejor madre.

Gracias a ustedes me he retado cada día, he logrado cosas que creía imposibles (como estar en este momento parada en frente de ustedes dando este discurso) y aunque debo aceptar que muchas veces estuve muerta del miedo,  entendí que es posible lograr lo que uno se propone, que es posible ser una madre dedicada y al mismo tiempo una gran profesional, porque una cosa no debe reñir con la otra, me siento privilegiada de haber encontrado un lugar, mi lugar, para poder vivir esta experiencia, Qualia.

Y sé que esta pasión no solo la siento yo, sé que la sentimos todos los que somos profesores de Qualia. Día a día nos entregamos a ustedes no solo en lo académico, también nos entregamos a ustedes como humanos y aunque no es una labor fácil y además con la que tenemos una enorme responsabilidad es una labor que vale la pena, que nos ayuda a sentirnos vivos, nos ayuda a pensar que puede haber futuro, nos permite ser libres y dejar nuestra huella en cada uno de ustedes. Esta es una de las labores  más gratificantes que pudimos haber encontrado en nuestras vidas y los queremos y admiramos tanto que cada logro de ustedes es un logro nuestro.

Me llevo de cada uno de ustedes lecciones de vida increíbles porque son seres maravillosos.

Valentina: Admiro profundamente lo que haces. Tu disciplina y la capacidad que tienes para equilibrar las cosas te van a llevar muy lejos.

María: Se quedarán siempre conmigo tus palabras cuando me decías que habías logrado ver las matemáticas de una manera diferente y que ahora te gustan. Eso me hace muy feliz.

Simón: Cada día estaba lleno de aventuras contigo, gracias por tantas risas y por compartir la música mientras trabajamos.

Nicolás: Me sacaste una sonrisa todos los días, eres una persona maravillosa, eres auténtico y tienes una seguridad de admirar.

Franco: Tu curiosidad infinita y como logras desconcentrarme con tus historias, como ignorarte si siempre tienes algo súper interesante que contar.

Felipe: Esas pequeñas discusiones que terminaban siempre en un fuerte abrazo. Tienes un corazón enorme.

Juan Camilo: Tu capacidad de liderazgo es tan grande que terminé metida en un torneo de ping pong y nunca había cogido una raqueta en mi vida.

Santiago: La pasión que le imprimes a todo lo que haces, esa emoción que te da aprender cosas nuevas

Finalmente, si creen, confían en ustedes y se esfuerzan, podrán lograr lo que se propongan. Cada vez que sientan miedo de dar un paso solo piensen que éste se puede transformar en fuerza y que de las pequeñas derrotas surgen los mayores aprendizajes. Les agradezco infinitamente por dejarme entrar en sus vidas, les agradezco el abrirme ese espacio no sólo de profesora de Matemáticas sino de amiga, de madre y de mujer.

MUCHAS GRACIAS.

Mariana Gaviria