Consciencia, emoción y cuerpo: un espacio alternativo en Qualia

 
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La clase de CEC surge de la necesidad de pensar la educación de una manera más amplia y de abrir espacios curriculares que, trascendiendo lo académico, brinden a los estudiantes herramientas que les permitan tener una vida más consciente y con mayor bienestar. 

Queremos compartir con la comunidad dos visiones complementarias sobre este espacio: las experiencias de Lina Esguerra, estudiante de Ciclo IV, y las de Mónica Urrea, profesora de Qualia y quien ha sido la responsable de diseñar, conducir y acompañar esta clase desde hace dos años. 

¿Qué es CEC? 

Lina: CEC (Consciencia, emoción, y cuerpo) es un espacio en el que nos dan herramientas para construir nuestra identidad, en el que hablamos sobre temas que nos ayudarán a manejar las situaciones de la vida cotidiana y a entender nuestras acciones en relación con nuestros pensamientos y emociones.

Mónica: CEC es un espacio de autoconocimiento en el que los estudiantes exploran herramientas para conocerse y gestionarse. Estudiamos cómo funciona el cerebro, las emociones, el cuerpo y de qué manera podemos manejar las situaciones que vivimos. Hablamos, así, de temas cotidianos de especial interés para los estudiantes, en muchas ocasiones propuestos por ellos mismos. 

¿Cuál es la importancia de tener un espacio como CEC dentro de un currículo?

Lina: Desde mi punto de vista, la importancia de tener un espacio como CEC dentro de un currículo es muy grande. Es el momento para conocernos y ver más allá de lo superficial, porque estamos en una etapa de la vida en la que tenemos muchos cambios de pensamientos y emociones. CEC es la oportunidad para expresarnos, entendernos y reunir las herramientas necesarias para enfrentar los altibajos por los que pasamos. Además, es un espacio en el que salimos de las clases de todos los días y de nuestras actividades cotidianas. 

Mónica: Para Qualia es de vital importancia que la formación de los estudiantes no sea meramente académica. La gestión emocional es clave para tener vidas más balanceadas. Proporcionar este tipo de espacios permite enriquecerse en aspectos que trascienden lo académico para que podamos tomar decisiones más conscientes. Cuando me pidieron una propuesta para la clase, pensé en todo aquello que me habría encantado que me enseñaran en el colegio y que habría facilitado mi vida. 

¿Cómo es una clase de CEC?

Lina: En las clases de CEC nos sentamos con nuestro grupo y con la profesora a hablar sobre temas que nos ayudan a ver la vida desde otra perspectiva y sobre casos reales de personas que han pasado por situaciones difíciles. Compartimos nuestras propias experiencias y anécdotas y reflexionamos sobre el valor de la vida y de nosotros mismos. También hacemos meditaciones, mandalas, juegos y retos que nos hacen salir de nuestra zona de confort. 

Mónica: Las clases suelen ser diferentes, por lo general tenemos un tema que se expone y los estudiantes comparten sus opiniones y experiencias. Reflexionamos alrededor de esto permitiendo que cada uno haga la integración correspondiente y procuramos hacer un ejercicio de meditación en cada sesión. En otras ocasiones tenemos invitados externos que hacen ejercicios de arteterapia, consciencia corporal, yoga y gimnasia cerebral.

En resumen, meditamos, hacemos ejercicios de consciencia (mindfulness) y compartimos experiencias personales enriquecedoras para el grupo.

¿Qué cambios ha percibido en usted y en sus compañeros a partir de la clase de CEC?

Lina: A partir de la clase de CEC, entre todos hemos podido crear un espacio en el que nos sentimos más seguros y libres de compartir nuestras experiencias o miedos, porque  sentimos empatía y apoyo de los compañeros. Personalmente, la clase de CEC me ha ayudado a ver el mundo desde una perspectiva más amplia y he aprendido a manejar mis emociones desde mis pensamientos. Este espacio también me ha permitido dar valor a algunas personas o situaciones que antes veía muy insignificantes. 

¿Qué cambios ha percibido en los estudiantes a partir de la clase de CEC?

Mónica: Percibo que a medida que avanzamos, los alumnos son más conscientes – varios de ellos han manifestado que en algunas ocasiones de su vida cotidiana han aplicado lo trabajado en clase y les ha funcionado para sentirse mejor— para explicar lo que les está sucediendo, para evitar juzgar a los demás, para entender los matices de las circunstancias y para tomar decisiones menos apresuradas.

¿Qué dificultades ha tenido durante el curso y cómo las ha resuelto?

Lina: Durante las clases de CEC no he tenido ninguna dificultad, la comunicación e interacción  con mis compañeros y con la profesora ha sido muy buena. 

Mónica: A veces lograr la concentración en la meditación es un reto. Por lo general los alumnos no están acostumbrados a silenciar la mente, a quedarse quietos y  a permitir que el cuerpo se relaje; sin embargo, poco a poco, a medida que van practicando, la fluidez es cada vez mayor y lo van haciendo con más naturalidad.

La clave para resolverlo ha sido la perseverancia y explicarles qué aspectos dificultan la tarea a nivel interno y los beneficios que se obtienen al lograrlo. 

Otra dificultad ha sido lograr que los estudiantes reconozcan su vulnerabilidad. Al principio puede haber resistencia, sin embargo, a medida que el tiempo pasa y la confianza aumenta, la mayoría se ha permitido abrirse y compartir muchas de sus vivencias personales que enriquecen al grupo, aceptando y abrazando su vulnerabilidad para trascenderla.

¿Cuál ha sido el mayor aprendizaje que le ha dejado el curso?

Lina: El mayor aprendizaje que me ha dejado CEC hasta el día de hoy ha sido la importancia de valorarme a mí misma. Teniendo en cuenta esto he podido identificar mis prioridades, mis verdaderas amistades y la importancia de expresar mis emociones y pensamientos. 

Mónica: Reconocer que el bienestar emocional se puede formar y que el autoconocimiento es una herramienta necesaria para hacer elecciones conscientes y tener una vida armoniosa. 

También, la retroalimentación de los estudiantes, sus historias, sus transformaciones han sido profundamente enriquecedoras, conocer sus puntos de vista y su concepción de la vida también me han permitido entender a una generación nueva, distinta y más desafiante  que la mía.

Mariana Gaviria